Ha causado asombro en el sector turístico y aeronáutico las durísimas declaraciones de Gonzalo Pascual, presidente del Grupo Marsans y de Spanair, contra Iberia. Pascual, que además es presidente de la patronal turística integrada en la CEOE, arremetió también contra la otra asociación empresarial de compañías turísticas, Exceltur. ¿Cuál es la razón de tanto nerviosismo? Pues, muy sencill el punto más débil de todo el Grupo Marsans, que no es otro que Aerolíneas Argentinas, que atraviesa un momento crucial.

Por una parte, el Tribunal de Cuentas ha decidido investigar el contrato por el que la SEPI regaló Aerolíneas Argentinas a los empresarios Gonzalo Pascual, Gerardo Díaz y Antonio Mata, además de regalarles 754 millones de dólares para su reflotamiento. De esa cantidad, la SEPI, ahora presidida por el socialista Enrique Martínez Robles, no ha entregado 85 millones de dólares. Pero no sólo esto, es que, a punto de abandonar su puesto, el presidente de la SEPI con el Partido Popular, Ignacio Ruiz-Jarabo, consiguió que en los Presupuestos Generales del Estado para 2004 apareciera una partida de provisiones para Aerolíneas de 160 millones de euros. En otras palabras, la semisuma de ambas cantidades le permitiría a Marsans mantener las pérdidas de Aerolíneas durante cerca de tres años.

Ahora bien, si la SEPI no libera ambas partidas se acabó el sueño de Gonzalo Pascual de vender Aerolíneas. Es más, según el contrato de venta, Marsans tendría que hacerse cargo de Aerolíneas en el caso de una suspensión de pagos. Y aún hay más. La SEPI ha comunicado a Pascual que para liberar cualquier tipo de fondos deberá solucionar todos sus problemas jurídicos, entre ellos el más importante: la denuncia por fraude de acreedores de Aerolíneas, así como el hecho de que el Gobierno Kirchner ha impugnado las cuentas de Aerolíneas correspondientes a los ejercicios 2002 y 2003, por considerar que no reflejan el estado real de la compañía.