¿Saco conclusiones demasiado rápidas de la ristra de catástrofes naturales? No, eso lo dejo para los obsesionados, pero el peligro de hoy no radica en los obsesos sino en los apáticos. Sólo digo que la Madre de Cristo ha adquirido un protagonismo inusitado en esta momento de la historia y que España es la Tierra de María, la Maryland, como la bautizó Juan Pablo II. Al parecer, la corredentora no se olvida de los suyos, aunque la tengamos olvidada, aunque sólo sea por los méritos de nuestros ancestros, que le dedicaron una advocación en cada aldea del país.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com