No hay duda de que Artur Mas equivocó los tiempos. Llegó a Moncloa, llamó a la puerta y no salió a abrirle el iluminado que estuvo allí durante más de siete años.
Tuvo la mala fortuna de que ahora el inquilino era otro. Éste tiene barba, aspecto serio, cara de gobernante y no de taimado. Éste no es aquel demagogo de "La tierra no pertenece a nadie; sólo al viento".
Cuando preguntó al que le abrió la puerta si allí no vivía Zapatero, le contestó Rajoy que ya se había marchado a supervisar nubes.
Si el inquilino de la Moncloa hubiera sido el anterior presidente, todo hubiera sido más fácil para el "president" Mas, y sus deseos de encumbrarse se habrían consumado; el pacto fiscal hubiera tenido una justificación en el entorno del socialismo y… todos tan felices.
Afortunadamente para los españoles, únicos con potestad para decidir la segmentación o no de España, ahora tenemos un gobierno responsable y valiente, capaz de afrontar las dificultades para llevarnos a un puerto seguro.
Por si no se ha enterado el Señor Mas, se acabaron los tiempos de aquello: "yo te doy…, si tú me das…". También los pactos del Tinell, o los cordones sanitarios. A nuestro país nos lo han dejado por los suelos y ahora tenemos la oportunidad de levantarlo hasta la altura que nos merecemos. También Cataluña es España, y debe arrimar el hombro.
Pablo Delgado