És un fill de puta molt simpàtic; ens hagués donat el que li haguéssim demanat. Con estas palabras (Es un bastardo muy simpático; nos hubiera concedido lo que le hubiéramos pedido) resumió el líder de Convergencia, Artur Mas, su entrevista, famosa entrevista, con el Presidente del Gobierno de España. José Luis Rodríguez Zapatero, el sábado 21 de enero. Sí, la famosa entrevista donde nacionalistas moderados y socialistas pactaron todo lo habido por haber, e incluso pactaron las cabezas que debían rodar en el nuevo socialismo del siglo XXI, ese socialismo capaz de entenderse con los nacionalistas.
La ración preliminar: no crean que el señor Mas es un groser los catalanes, al igual que los andaluces, utilizan el término fill de puta (con la a final casi escondida) como un apelativo cariñoso, como sinónimo de pícaro.
Pues bien, además de todo lo pedible, incluidas la Generalitat de Cataluña y la defenestración de Maragall, CiU exigió para apoyar a Zapatero las cabezas de tres jacobinos: El alcalde de la Coruña, Francisco Vázquez, el presidente de Extremadura, Rodríguez Ibarra, y el ministro de Defensa, José Bono.
Por de pronto, a Vázquez ya le han mandado de embajador en el Vaticano, donde se supone no molestará mucho. A Bono se le ha ofrecido la Embajada en Washington, pero el manchego es demasiado listo y ha dicho que no, y que si quieren guerra la tendrán. Por último, a Ibarra puede echarle su debilitada salud, porque unas elecciones, bueno, parece difícil.
Por cierto, Mas sigue insistiendo en elecciones anticipadas en Cataluña. Sin eso, Duran Lleida no entrará en el Ejecutivo de Madrid.