Causan alarma social los delitos graves protagonizados por personas cada vez más jóvenes en los que existe violencia e intimidación de las personas. La culpa del crecimiento está en la permisividad entre los jóvenes, que no aceptan constricciones familiares ni sociales, con un alto grado de indisciplina escolar.

Esta rebeldía es la lógica consecuencia del proteccionismo de las instituciones que priva a los padres de recursos para imponer su autoridad. En 2005, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid y la ONG Save the Children propusieron una modificación del Código Civil español para prohibir todo castigo físico de los padres a sus hijos en el hogar. El artículo 154 sólo les faculta para corregirles moderadamente. Y ya hay sentencias contra padres excesivamente violentos.

El aumento de la delincuencia juvenil es, según el investigador Sebastian Roche, un fenómeno global, con las mismas causas en todos los países: desestructuración familiar y abandono escolar. La solución pasa, dice el magistrado italiano Luigi Fadiga, por ayudar a la familia para que siga siendo fuerte, porque es el lugar donde se resuelven los problemas.

Clemente Ferrer Roselló

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