Sr Director:
No parece exagerado ni es propio de pesimistas, afirmar que el drama que sufre hoy la Iglesia católica, tanto en Europa como en España, es la vuelta al neopaganismo. Europeos y españoles bautizados, viven como auténticos paganos, en una proporción alarmante para el futuro de la fe en Occidente.
Hace tiempo que el cardenal Ratzinger, antes de ser elegido Papa, con palabras firmes y autorizadas escribía: "Esta Europa, cristiana de nombre, es desde hace cuatrocientos años, la cuna de un nuevo paganismo. La imagen de la Iglesia en la era moderna está caracterizada, fundamentalmente, en el hecho que se ha convertido en una iglesia de paganos. Ya no se trata como antaño de paganos convertidos al cristianismo, sino de una iglesia de paganos que se llaman todavía cristianos, pero que en realidad se han convertido en paganos".
Nadie podrá tachar este duro diagnóstico del entonces cardenal y hoy Papa Benedicto XVI
como de exagerado o de irreal, cuando a diario estamos constatando el comportamiento de los cristianos en los diversos órdenes de la vida. El panorama no solo no ha disminuido, sino que se ha incrementado. ¿Nos distinguimos mucho los cristianos de los que no lo son?. ¿Podemos afirmar sin sonrojo que la generalidad de los bautizados viven hoy como cristianos? ¿El conocimiento, amor y seguimiento de Jesucristo, informa y conforma la vida de nuestro pueblo?. Esta es la realidad que aguarda para afrontar como prioritaria en el Año de la Fe.
Es ingente y apremiante la tarea que aguarda a todos los agentes de pastoral: Obispos, sacerdotes, religiosos, almas consagradas y laicos comprometidos - en la "nueva evangelización" propuesta por el Papa.
El dilema es urgente: O volvemos a lo esencial, que no es otra cosa que predicar a Jesucristo muerto y resucitado, o cada día la Iglesia quedará fosilizada en el pasado, sin ser sal y luz de la tierra. Este y no otro es el verdadero drama de la Iglesia católica, tanto en Europa y occidente, como en España.
Miguel Rivilla San Martin