La Fiscalía General del Estado español quiere investigar quién convocó "el día del orgullo pedófilo". Hace muy bien. Y leña al miserable que haya organizado este memorial de la estrategia homosexual. En efecto, lo malo no son los gays sino el orgullo gay, lo malo es pretender elevar la aberración a norma moral. Porque aberraciones han existido siempre pero la marca de la degeneración consiste en elevar la aberración a mandamiento. Ayudemos al señor fiscal. La página de Internet que presuntamente ha organizado el día del orgullo pedófilo es: http://www.ibld.net/. Su contenido homosexual es tan claro que no emplea el genérico ‘child', sino el sexuado ‘boy'. Por si no había quedado claro, la página también especifica  que hablamos de hombres. Por cierto, si seleccionan todo el contenido, podrán comprobar una serie de palabras-directorio, que el lector no lee pero Google sí. De tal forma, que pueden llegar a este florido sitio de Internet siempre que escriban conceptos como "pederast", "man-boy love", etc. De la iconografía mejor no hablar: dos niños coronados de sol en un triángulo, como si se tratara de dos santitos rezando al Creador. Aún más descarado: la página se refiere a "relaciones permitidas entre chicos y hombres adultos". De guinda: la dirección está certificada por una empresa especializada en el registro de dominios en Internet. En otras palabras, es una forma de tirar la piedra y esconder la mano en el anonimato, y de utilizar Google para establecer contactos. Naturalmente IBLD (International Boy Love Day) asegura que no son pedófilos, al menos tal y como hoy se está utilizando el término que, según ellos, está siendo "demonizado". O sea, que sí son pederastas... y homosexuales. De lo más peligroso. Una prueba más de lo que muchos tienen ante sus ojos y no quieren ver: que la homosexualidad es el paso previo a la pederastia y que la pederastia es homosexual en un altísimo porcentaje de los casos. El camino de la degeneración en las relaciones sexuales, por mucho que se intente negar, marca siempre el mismo itinerario: homosexualidad, pederastia, incesto. Las tres degeneraciones se suceden o superponen, pero por lo general se suceden. La pedofilia es mayoritariamente homosexual, y pederastia e incesto suelen decir lo mismo: que a los niños les gusta o que vivían como en "una familia", el monstruo austriaco de Amstetten. Sin embargo, la tolerancia social hacia la homosexualidad es mayor que hacia la pedofilia o el incesto. Sí, pero no duden de que, si no se corta la cadena de degradación en su raíz -en la homosexualidad- pronto comenzaremos a oír hablar de, por ejemplo, el día del orgullo pedófilo. No, no es una exageración, porque la tendencia es inequívoca. De hecho, las grandes aberraciones siempre se venden poco apoco. Un ejemplo: hace 10 años al lobby gay no se le ocurría reivindicar el gaymonio, sino la no marginación por razón de sexo. Pues bien, ahora, la misma progresía que lanza a la fiscalía contra el orgullo pedófilo reduce la edad penal donde es lícito mantener relaciones sexuales con un menor, al tiempo que posibilita a adolescentes -ya estamos en los 13 años- a iniciarse sexualmente y, lo que es peor, les ofrece la garantía de píldoras abortivas para que pueda disfrutar cuantas noches locas deseen. Insisto, ya estamos en los 13 años, y bajando. Por ejemplo, el alcalde de Madrid, el conservador Ruiz Gallardón, reparte gratuitamente píldoras postcoitales a toda menor que lo solicite (especialmente lo solicitan en domingo y lunes) y a espaldas de sus padres. Así que menos rasgados de vestiduras, por favor. Si permitimos la homosexualidad, incluso la alabamos como una libre opción sexual, lo ilógico sería que no entráramos en la pedofilia, para destruir la inocencia, y en el incesto, para destruir a la familia. Porque si no hay límites: ¿quién es nadie para detenerse en un punto y para obligar a los demás a detenerse en ese punto? Eulogio López eulogio@hispanidad.com