Un mes antes de las elecciones generales, Artur Mas anuncia a bombo y platillo una medida electoralista y populista: él y sus altos cargos renuncian a la paga extra.
Lo que no dice Mas es que él parte de un sueldo estratosférico, es el político de toda España que más cobra, por encima incluso del presidente del Gobierno al que dobla en salario. Y la mayoría de sus trescientos altos cargos también cobran más que los ministros del Gobierno.
Es sencillamente escandaloso el nivel de salarios que la clase política catalana se asigna a sí misma. Lo que debería hacer Mas no es reducirse su sueldo un mísero 5% un mes antes de las elecciones. Lo que debería hacer es reducírselo un 50% y para siempre.
María Sánchez Reyes