Sr. Director:

En la conmemoración del 2 de mayo de 1808, ha quedado una vez más en evidencia la ignorancia, el sectarismo y la estupidez de lo políticamente correcto y de las equidistancias.

El Gobierno zapateril, impulsor de la alianza de civilizaciones se inclina por los que se opusieron o no secundaron la lucha contra los invasores. Su regalo ha sido un libro titulado Los afrancesados. Existen antecedentes: en la celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América.

Un gafe innombrable, socialista andaluz, después de hundir una reproducción de la nao Victoria en su botadura, pidió perdón a los pueblos americanos por el Descubrimiento. Lo que fue, con el Imperio Romano, el hito más grandioso de la Humanidad, sirvió para avergonzar a los retroprogres izquierdistas. Naturalmente, siguiendo la estela gubernamental, aparecen opiniones de los incondicionales que engrosan el más del 60% que no ha leído un libro en el último año (algunos ninguno en su vida).

Como remate, vi en televisión a una comentarista explicar que los madrileños lucharon contra los franceses con todos los objetos que tenían a mano, arrojándoles: tiestos, cacerolas, bombonas de butano...

Qué pena. Los Ilustrados en España, al evidenciarse la invasión francesa, con la connivencia del rey Carlos IV y de su hijo Fernando, se dividieron en dos grupos. Los que se opusieron, fueron los liberales que crearon la Constitución de 1812 en Cádiz. Los llamados afrancesados, colaboraron con los ocupantes, en la inmensa mayoría, por mantener sus prebendas.

Un ejemplo de ilustrado honorable muy conocido, fue Jovellanos, que rechazó ser ministro con José Bonaparte. La Ilustración francesa, fue prácticamente exterminada por los revolucionarios, que comenzaron guillotinando a la nobleza y terminaron haciéndolo con los verdaderos ilustrados. Napoleón acabó enterrando a la Ilustración y a la Revolución, proclamándose emperador y gobernando despóticamente. Eso es lo que llegó a España.

El saqueo francés incluyó llevarse hasta los huesos del Cid Campeador. Recomiendo la lectura de los Episodios Nacionales de Galdós y Ser español de Julián Marías. Así se evitaría leer y oír tantas simplezas. Por la Verdad y la Libertad.

Francisco Mateos Pérez

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