- El presidente de la Generalitat escenifica un apoyo europeo a la secesión.
- Artur Mas rompe otra baraja: ahora busca un gobierno de concentración con ERC.
- Curioso, porque ERC no está por la labor.
- CIU quiere evitar unas elecciones plebiscitarias que podrían acabar en desastre para la coalición.
- En la Casa Real no ha sentado muy bien el recibimiento del presidente de la Generalitat al Príncipe Felipe.
- Pugna por el protocolo en la Mobile.
- Mientras, Moncloa envía al extranjero a Alierta, Botín y Fainé para tranquilizar a los mercados.
La idea general es que el proyecto independentista del presidente de la Generalitat, Artur Mas (en la imagen junto a Viviane Reding), está muerto, pero él no se ha enterado. Durante la mañana del lunes recibía en Barcelona a la vicepresidenta de la Comisión Europea y hablaba en francés, no en español (la comisaria es luxemburguesa), sobre el europeísmo de Cataluña. La ministra de Fomento, Ana Pastor, figuraba en calidad de convidada de piedra.
No sólo eso. En paralelo, en el Mobile de Barcelona, nueva lucha de protocolo para revivir al inaugurador, Felipe de Borbón. El ministro Soria figura en segundo lugar porque Mas se coló en él primero. De paso, se permitió el tomar por el brazo al príncipe, según los nuevos anti-protocolos creados por la señora Michelle Obama, cuando se permitió coger por la cintura a la Reina de Inglaterra. No, en Zarzuela no ha gustado el gesto.
Pero lo de Viviane Reding ha enfadado mucho más al Partido Popular, como dejara claro su secretaria general, Dolores de Cospedal, así como al Gobierno, pues el ministro Margallo se encargó de recordarle a Reding la normativa europea. Ya se sabe que la vicepresidenta Reding compone, con el comisario de Economía, Olli Rehn, el tándem más antiespañol de toda la Comisión Europea. Así, Reding introducía una variante en la política de Durao Barroso, quien ha dejado claro que si Cataluña se independiza saldría de la Unión: según ella, es así, pero luego podría incorporarse. Total, Mas puede seguir manteniendo el pulso.
Pero eso no basta: recuerden que Moncloa ha enviado a pasear por el mundo financiero a los tres empresarios más poderosos de España: César Alierta, Emilio Botín y al catalán Isidro Fainé. Los tres con un mensaje claro: no habrá independencia de Cataluña y el proceso de CIU y ERC no alterará la recuperación económica. Es más, el mensaje de fondo es aún más claro: no se celebrará el referéndum.
De cualquier forma, no hay que olvidar que el principal problema del presidente de la Generalitat está en su propio partido. Mas sabe que no podrá celebrar el referéndum en noviembre y también sabe -y esto es lo que se le reprocha en CIU- que su política servirá en bandeja la Generalitat a ERC. Por tanto, más que unas elecciones plebiscitarias, busca ahora un Gobierno de concentración con los radicales de Oriol Junqueras. El problema es que ERC no está por la labor.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com