Y de paso, como también es catalán, Corominas afirma que muchos de los documentos masónicos incautados por el Innombrable durante la Ominosa, esto es, el penúltimo Jefe del Estado, se encuentran en el Archivo de Salamanca, por lo que urge retirarlos y desagraviar, una vez más, a los pobres y perseguidos masones. Por ejemplo, construyéndoles un museo y un centro cultural, con cargo al erario público, naturalmente, porque la masonería es una organización que trata de cambiar el mundo de forma racional, como nos contaron en la Tele de Mr. Bean (en un inclemente reportaje-libelo, como creo haber dicho antes. Corominas no se presentó con las alas del arcángel San Gabriel).
A todo esto, seguimos sin enterarnos de cuántos miembros del Gabinete Zapatero son masones. Yo mismo he intentado hablar con Corominas i Busqueta, sin conseguir otra cosa que la vieja máxima de no somos una sociedad secreta, somos un sociedad discreta.
Y es que esto de la Recuperación de la Memoria Histórica iniciativa privada desarrollada con dinero público, es decir, el paradigma del PSOE- va a dar para mucho. Los argentinos saben mucho de eso, porque, insisto, Zapatero imita a Kirchner, tanto en lo reescribir la historia, como en la manipulación de la justicia o en el pesebre mediático : dos gotas de agua. Con la cosa nemotécnica, podemos robar y fastidiar a la Iglesia, vengarnos de nuestros enemigos y desarrollar una infinita ansia de paz.
Y es justo, y nadie debería discutir, que la memoria histórica va acompañada del balance teórico, es decir, de la caja histórica, caja registradora, si ustedes me siguen: de la guita, la pasta, los euracos, el parné. A fin de cuentas, la masonería es fraternidad universal, sí, pero hasta en la fraternidad existen grados. Por ejemplo, en sus segmentos más altos los masones son tan fraternales que forman unas sociedades de mutuo auxilio, todo muy racional, donde se medra profesionalmente, aunque, claro está, para mayor gloria de la humanidad y de la razón.
Pero lo más importante de todo es que Mr Bean ha descubierto el telediario comercial. Quiero decir. Usted anuncia una película, una conferencia, un libro, una película, un homenaje a los masones y además de gastarse una fortuna el efecto es mínimo. Sin embargo, si usted convierte cualquiera de esos elementos en noticia de Telediario, además de salirle gratis, lo que siempre agrada al Corominas catalán, la influencia se multiplica, lo que también alegra al Corominas masoncete. Son los telediarios de la industria cultural si ustedes me entienden.
Eulogio López