Menuda la que me ha caído encima a cuenta de mi artículo editorial de ayer, así como la Minucia Visual adjunta sobre Medjugorje. Sobre todo porque en la sociedad de la información las cosas no son las que son sino lo que parecen y como resulta que muchos medios mantienen la tesis opuesta a la de Hispanidad... me han llovido insultos y peticiones de rectificación por 'todos lados', que decíamos en mi pueblo ovetense.
Pues bien no puedo rectificar porque me consta que la noticia es cierta. Por abrumadora mayoría, la Comisión creada por Benedicto XVI sobre la veracidad de las apariciones de Medjugorje, que preside el italiano Camillo Ruini, dice lo que dice: que Medjugorje no es un invento, ni un fraude ni una locura. El documento final está ya en poder de mucha gente como para que pueda ratificar una información que es cierta. Ergo, me ratifico en lo escrito.
¿Qué ocurre Pues que antes de llegar a manos del Papa ese informe de la Comisión debe pasar a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, que lidera el alemán Gerhard Ludwig Müller, que podría, por ejemplo, no publicar el informe y adoptar una postura oficial a partir del mismo. Una toma de postura menos alarmista, en nombre de la 'prudencia' y para no sobresaltar al gallinero.
En cualquier caso, el texto de la Comisión ya corre por ambientes vaticanos, pero los malos y los tontos (y no me refiero a Müller ni a ningún otro dignatario eclesiástico, me refiero a los vaticanólogos de dentro y fuera de la jerarquía, y sobre todo a los medios católicos) siguen adhiriéndose a la carta de un nuncio, que cita a Müller, en la que se pide a los obispos norteamericanos que no promocionen la visita de Iván, uno de los profetas (este término me gusta más que el de vidente) de Medjugorje, en su gira por Estados Unidos.
Y eso, a la espera de que la Iglesia dé el dictamen último y oficial. Dictamen que podría consistir -así lo fija le derecho canónico- en decir que es verdad, decir que es mentira... o dejarlo en devoción privada sin mayores precisiones. A fin de cuentas, no es la Comisión quien fija el Magisterio, sino la Sagrada Congregación y el Papa... pueden discrepar de la Comisión Ruini.
En cualquier caso, la carta proveniente de Müller no demuestra nada, aunque esté sirviendo para 'demostrar' que las apariciones de Medjugorje son falsas. Pero hombre, ¿qué me dice usted ¿Acaso no han recibido a los ya no tan jóvenes profetas de Bosnia en los templos de un montón de países e instituciones públicas de la Iglesia en todo el orbe Hasta en España, el país cristiano más remiso a Medjugorje hay muchos clérigos y obispos seguidores de estas apariciones. Por no citar la multitud de parroquias españolas que envían confesores a Bosnia y que organizan peregrinaciones en la pequeña aldea de la antigua Yugoslavia.
Dicho de otra forma, la famosa carta a los obispos norteamericanos, que se presenta como la prueba definitiva de la mendacidad de las apariciones, no significa, ni de lejos, que la Iglesia haya condenado a Medjugorje: el informe de la Comisión creada al efecto, lo aprueba.
En definitiva, hay muchos malos y muchos tontos empeñados en denigrar a Medjugorje, convertida en capital universal de la conversión y de la confesión. Por sus frutos los conoceréis. Son los mismos malos -los tontos sirven de comparsa- que le han echado un pulso al Papa, el primer pulso directo al Papa Francisco.
Y es que saben -los malos, no los tontos- que si se produce la aprobación oficial de las apariciones en Medjugorje, si la Iglesia equipara, por decirlo así, lo ocurrido en Bosnia con Lourdes o Fátima, será un golpe frontal a ese Nuevo Orden Mundial (NOM) anticristiano que pretende, no destruir la Iglesia, sino conquistarla y pervertirla. Para entendernos, quieren la Iglesia progre, no la Iglesia de Cristo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com