Con mi clarividente visión comercial, la profunda crisis me ha servido para, honradamente, acumular un importante capital.
Hace algo más de dos años mis prospectivas comerciales e industriales me hicieron montar una fábrica de vaselina. No se pueden imaginar cuanta aceptación tuvo y tiene este producto, pues cada día aumentan los pedidos desde los más variopintos sectores sociales. Es importante reseñar que desde el sector de los políticos aún no he recibido petición alguna.
Ahora, tras el hediondo y pestilente ambiente que se respira, acabo de lanzar al mercado un nuevo producto que, aunque inicialmente estaba destinado a la natación sincronizada, consiste en unas pequeñas pinzas que oprimen la nariz de tal manera que se evitan oler los nauseabundos y pestilentes hedores, que a lo largo y ancho de la geografía española inevitablemente se inhalan.
He de decir que son imprescindibles para todo ciudadano de a pie que transite por cualquier centro ocupado por políticos. Conviene saber, paciente lector, que la demanda ya ha desbordado a la amplia producción, con lo que el éxito comercial está asegurado.
Manuel Villena Lázaro