El programa de Antena 3 TV no aclaró demasiadas cosas. Tan sólo sirvió para visualizar el diálogo de los agentes sociales sin que nadie se levantara de la mesa. Recetas concretas, ninguna. Acuerdo, tampoco. Más bien se pudo constatar las diferencias. Tan sólo llegaron a acordar la necesidad de recortar la elevada temporalidad. Pero divergieron en las recetas de solventarla. Y sobre todo, en las recetas de afrontar la crisis. Mientras que las centrales sindicales y el Gobierno apelaban a la necesidad de inversión pública, el PP y los empresarios insistían en la necesidad de afrontar recetas. ¿Cuáles?, inquiere Toxo. Montoro no termina de salir de lugares comunes.
Por lo demás, el debate ofreció algunos rifi-rafes interesantes. Uno de ellos fue cuando Montoro echa en cara a Méndez que no se movilice ante la congelación salarial de los empleados públicos comparado con las movilizaciones realizadas al PP en 1997. El secretario general de UGT señala que el acuerdo alcanzado con la administración es de subida del 0,3% en un entorno de inflación baja y en todo caso de garantía del poder adquisitivo; algo que no ocurrió con el PP. Ud. rompieron un acuerdo que estaba firmado; ahora, de pérdida de derechos, nasti de plasti. Muy gráfico.
Además, Montoro critica a Méndez de no firmar un acuerdo laboral cuando se firmó en 1997. Su respuesta: en 1997 no se renunciaron a los derechos de los trabajadores y trabajadoras. En realidad, en 1997 se firmó un nuevo contrato con una indemnización más modesta. Exactamente lo mismo que pretende la CEOE: un contrato moderno dijo Ferrán este martes. Del siglo XXI han llegado a decir. Traducción: respetar los actuales derechos adquiridos y plantear un nuevo contrato a la europea que sea indefinido, pero con una indemnización más baja. Es lo que Méndez califica de universalizar la precariedad, apelando a que esos jóvenes no estarían protegidos cuando lleguen a la edad adulta. La anécdota divertida llega cuando Méndez dice que Ferrán es mayor que él y está en edad de prejubilación. No me jubiles todavía, Cándido, contestó Díaz Ferrán.
Por lo demás, los sindicatos anclados en que los empresarios son los que despiden y los empresarios atados a que ellos son los que contratan. Ambos coinciden en su apuesta por el dialogo social. Es posible porque es necesario, dijo Toxo. Pero la verdad es que cada día parece más difícil. Eso sí, Ferrán reclama que se sienten a negociar sin perímetros ni líneas rojas. Por su parte, Montoro afirmó que el diálogo social está bien, pero que si no hay acuerdo, la obligación del Gobierno es gobernar.