Al parecer, la ministra de Sanidad, Ana Mato (en la imagen), está muy preocupada por el uso del término "células madre" para vender medicamentos y cosméticos. Pero hombre, ministra, si por ahí no ha ido la manipulación desde 2003, en que su entonces antecesora, y hoy compañera de Gabinete, Ana Pastor, iniciara la masacre de embriones humanos, los embriones sobrantes de la Fecundación In Vitro (FIV). Ustedes comenzaron y el inefable Zapatero y su igualmente inefable ministra de Sanidad, Elena Salgado, llevó la matanza hasta la náusea, convirtiendo a España en uno de los grandes mataderos mundiales de embriones financiados con los impuestos que pagamos todos los españoles. El más beneficiario, un tal Bernat Soria, un científico fracasado que no ha curado ni una gripe pero que se ha forrado con dinero público y, de paso, consiguió ser ministro de Sanidad.
Además, esa manipulación consiste en el segundo apellido de "células madre". Las hay de dos tipos: células madre adultas y células madre embrionarias (es decir, embriones humanos). Las células madre adultas no plantean problema ético alguno pero es que, además, son las células que sí han desarrollado terapias y no producen rechazos. Por contra, las células madre embrionarias, es decir, embriones, no sólo suponen la muerte de un ser humano y el almacenamiento de seres humanos en frigoríficos sino que no han curado nada y encima han provocado efectos secundarios en forma de tumoraciones. Es la gran estafa científica -estafa homicida- de la modernidad. Esta es la manipulación que usted debería denunciar, ministra Mato, en lugar de financiar con el dinero de los demás, de todos nosotros.
Tanto es así, que ahora mismo, las multinacionales de la biogenética, ante el fracaso de las embrionarias -esas que usted, ministra Mato, financia con el dinero de los impuestos de los españoles- se han pasado a las adultas para que su cuenta de resultados no se fuera al garete. Vean la página del Gobierno norteamericano que centraliza todos los experimentos con células madre en el mundo. Ojo al dato: ahora mismo, cuatro años después de que el progre Barack Obama oficializara la masacre de embriones como el gran avance de la ciencia actual, enel mundo se perpetran 24 experimentos con embriones, y alguno deellos... son investigaciones para intentar paliar el daño producido porlas investigaciones sobre embriones. Sin embargo, hay abiertas 4.099 líneas de investigación científica con células madre adultas, que a nadie matan, a muchos curan y constituyen la esperanza terapéutica del futuro.
Mire usted, señora Mato, si usted pretende evitar manipulaciones, evite la gran manipulación. Lo que el PP debe hacer para acabar con esta masacre-estafa, son dos cosas:
1. Suprimir de inmediato la financiación pública a los al menos cuatro laboratorios españoles -entre ellos, cómo no, el de don Bernat Soria- que funcionan en España: Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.
2. En segundo lugar, suprimir las dos leyes de Elena Salgado: la de Fecundación In Vitro y la Ley de Investigación Biomédica. La segunda, porque es la que posibilita con dinero público (los progres, si no hay dinero, no se mueven) la masacre de embriones y la primera porque la FIV proporciona los embriones sobrantes.
En este último caso, señora Mato, no tiene usted más que imitar a los alemanes. En Alemania, que no es el Vaticano, quienes se someten a la Fecundación asistida -prohibida por la Iglesia- no puede sino inocular un sólo embrión a la mujer, no tres o cinco, como se hace en España. Al 'inyectar' a la mujer tres embriones, si todos se desarrollan, se realiza el aborto selectivo de dos. Es decir, por querer tener un hijo las parejas matan a otros dos hijos. Y además, se congelan cinco, o los que sean, embriones más, seres humanos en formación metidos en una nevera. Estos son los sobrantes que se dedican a la investigación. Ni el doctor Mengele hubiese ideado un procedimiento tan miserable.
Pues bien, reduzca usted a uno los embriones implantados en la mujer. Todo muy laico... y muy científico.
Y mientras no modifique esas dos leyes, mire usted, ministra Mato del Partido Popular... no nos venga con coñas sobre cosméticos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com