Insistimos: no se trata de salvar a Irlanda sino de salvar a los inversores -por ejemplo, a los inversores alemanes- en deuda irlandeses. Con esa promesa se consigue animar a los especuladores -también a los bancos alemanes- que se dedican a exigir más y más interés a Irlanda por su deuda soberana, sabedores de que cuando no aguante más, la Unión Europea acudirá en su auxilio. De esta forma, se certifica el círculo vicioso implantado por George Bush y Barack Obama al comienzo de la crisis financiera, en agosto de 2007: la banca no puede quebrar y todos debemos salvar con dinero público a los especuladores privados. Ahora la apuesta es más peligrosa aún: se trata de salvar, no a banqueros irresponsables sino a gobiernos irresponsables que inundan de deuda el mercado.
No me extraña que Irlanda no quiera ser salvada, porque esto vuelve a recrear la vieja historia del Franquismo, cuando patrióticos activistas se concentraban ante la embajada de Gran Bretaña, al grito de Gibraltar español. En ese momento, el ministro de Gobernación español llama al embajador británico ofreciéndole más policías para proteger a la legación, a lo que el diplomático británico respondió: No, no me envíe más policías, me basta con que me envíe menos falangistas. Pues eso. Insito: la única salida a esa crisis pavorosa, que es crisis provocada por la especulación financiera y la especulación pública, es dejar quebrar a los bancos quebrados y dejar quebrar a los países quebrados (o sea, dejar quebrar la deuda de los países quebrados). Además, eso es lo liberal, ¿no?
Pero hay algo más detrás de la solidaridad merkeliana. El fondo de rescate europeo, radicado en Luxemburgo y liderado, pura casualidad, por un alemán, ofrece dinero a Irlanda a cambio de que ésta ceda soberanía y que su política económica sea supervisada por el Fondo de Rescate, que dirige Merkel porque es la que más dinero pone encima de la mesa. Los alemanes ya han renunciado a su totalitaria propuesta de que todo país que necesite ayuda se le retire poder de voto en la Unión pero ahora van por otra vía: si usted necesita ayuda, y yo voy a provocar que la necesite, tendrá que someter a mi aprobación su política económica, tendrá que someter a la emperatriz Merkel. Esto no es democracia, es plutocracia, poder de los ricos a costa de los pobres.
Espero que Irlanda resista: para que sea otro país quien te conquiste con sus euro-penzers, lo mejor es someterte tú mismo, motu proprio, a una cura de adelgazamiento y, de paso, expulsar del Gobierno de Dublín a los responsables de inundar de papel el mercado.
Oiga, menos pitorreo, señora Merkel: si la Unión Europea quiere ayudar a Irlanda que traspase más fondos estructurales regionales o de cohesión a los celtas, porque esos fondos sí son dinero contante y sonante. Así se ha hecho en Europa: con la solidaridad de los miembros ricos hacia los pobres, no ayudando a los inversores más especulativos para que pongan contra las cuerdas a los más débiles a costa de los sacrificios, planes de ajuste, de sus ciudadanos.
Por cierto, el ayudador es Alemania y el ayudado Irlanda. ¿Saben qué porcentaje de deuda pública sobre PIB presenta Alemania? Un 73,4%. ¿E Irlanda? Un 65,5%. El cachondeo alcanza cuotas inenarrables. Los países más endeudados de la Unión son Italia, Bélgica, Hungría, Francia, Portugal y Alemania pero los pérfidos culpables son Grecia, Irlanda o España.
Y la sorpresa llegó cuando Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno de España, apoya, de forma solidaria, el plan de ayuda a Irlanda. El problema de nuestro Pepelu es que confunde solidaridad con subvención. En lugar de reducir el tamaño el Gobierno, de las subvenciones públicas tontas para conseguir un voto cautivo, Zapatero pide más subvenciones públicas para los especuladores. Que operan con deuda irlandesa. Que no, que eso no es solidaridad, es sólo subvención.
Y por cierto, en este país cainita, el propio Instituto de Estudios Económicos, aparato ideológico del PP y la CEOE, apoya la tontuna merkeliana: su informe sobre la deuda de los distintos miembros de la UE, viene encabezada por un titular en el que se flagela a los españoles, asegurando que nuestra deuda se está disparando... aunque estamos en la franja media y muy por debajo de los países que especulan contra la deuda española. De coña.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com