Las eléctricas alemanas ya han echado cuentas de lo que les supondrá anualmente la ampliación de la vida útil de sus centrales nucleares. Se replantean su futuro con perspectiva negativa, que puede ir a peor si los verdes regresan al poder.
También Angela Merkel ha echado cuentas: el Gobierno alemán calcula que más de un 50% de los beneficios por la extensión nuclear serán recuperados vía impuestos. Al menos, no se le puede reprochar la claridad.