Es un hecho que la locomotora europea (Alemania) pierde presión. Tanto, que Berlín ha rebajado sus previsiones de crecimiento.
El Gobierno de Merkel lo sitúa para 2014 en el 1,2% del PIB, frente al 1,8% pronosticado hasta ahora, y en el 1,3% para 2015, siete décimas por debajo del anterior cálculo del 2%.
Alemania se ve afectada por las "aguas turbulentas" de Francia e Italia, que no acaban de acometer las imprescindibles reformas y despegar, y por los miedos, en aumento, de su consumo interno. En esta circunstancia es cuando la inversión pública ha de estar preparada para entrar en escena.
Pedro García