Lo explica mejor que nadie Fernando Sánchez Argomedo, en la página mexicana Yoinfluyo.Com. México el país hispano más poblado del mundo, por tanto el más importante de todos, con más de 100 millones de habitantes, se está jugando ahora mismo la culminación de su transición a la democracia. Transición que iniciaría Vicente Fox y que ahora debe culminar su correligionario Felipe Calderón.

En la apuesta por el fracaso de Felipe Calderón como nuevo presidente de México, confluyen muchas fuerzas. La primera, naturalmente, la del presidente legitimo, Andrés Manuel López Obrador, revolucionario demagogo y corrupto (su gestión en México DF posee muchas zonas de sombra), con madera de tirano y aires bolivarianos. La pelea a puñetazo limpio en la Tribuna de oradores del parlamento, está dando una imagen deplorable de México, pero, sobre todo, del propio AMLO.

La guerrilla urbana de Oaxaca o la guerrilla rural de Guerrero persiguen otros fines, pero confluyen con Obrador en el No a Calderón. La demagogia consiste, precisamente, en utilizar situaciones de injusticia manifiesta para fines espurios (en este sentido es conveniente leer la carta de los obispos de Oaxaca y Chiapas). En Oaxaca, hay situaciones de injusticia clara y también canallas que han utilizado esa injusticia para sus propios objetivos. Y también hay que añadir algunos restos del sistema PRI partido revolucionario, no lo olvidemos- con su poderoso aparato industrial, sindical y propagandístico. Si hay algo que Vicente Fox, carente de mayoría parlamentaria suficiente, no logró democratizar, fue la empresa pública mexicana y todo lo que ello conlleva.

El movimiento indigenista es otra cosa, y en algunas reclamaciones está cargado de razón, pero la izquierda dictatorial no duda en utilizarlo para acabar con Calderón. Las mafias capitalinas (México DF es una ciudad donde la vida humana puede valer muy poco) así como los carteles de la droga en el norte también tienen otros objetivos pero como a AMLO, al núcleo duro del PRI o al complejo industrial priísta, todo le vale con tal de que Calderón no termine con sus privilegios.

Pese a todo, el sexenio de Vicente Fox en Los Pinos ha cambiado México. Años atrás, la acometida populista de AMLO habría obtenido resultados. Hoy no. No deja de ser curioso que en México sea la derecha quien está democratizando el país, mientras la izquierda intenta volver a la tiranía y mantener la corrupción.

Mientras, el vecino del norte tampoco ayuda mucho a la esperanza de regeneración de México. Estados Unidos, con su política racista, antimigratoria, y con su concepción de que México no es sino un mercado donde colocar sus excedentes, no ayuda mucho a Calderón.