Caos financiero antes de emitir: Mediapro presenta avales de la Generalitat. Televisa, que controla un 40%, ya está enfadada con sus socios antes de empezar: dice que se le ningunea y amenaza con retirarse. José Miguel Contreras afirma que La Sexta no tiene ideología pero, eso sí, es progresista. Asegura que el Mundial de Fútbol de Alemania es suyo, a pesar de que ya está pactado el reparto con Polanco. Alierta ha tenido que pechar con el mal trago de negociar con Ruiz de Gauna, el personaje que vació Vía Digital
José Miguel Contreras, líder de la nueva TV en abierto, la única concedida por el Gobierno Zapatero (además de la apertura concedida al Canal Plus de Jesús Polanco) que ya emite en pruebas, se presentó en sociedad como el rector de un proyecto donde la ideología la dejamos en casa. Es más, afirmó que La Sexta no tiene ideología, aunque reiteró, una y otra vez, su carácter progresista.
Lo cual tiene su aquel, dado que Contreras es el asesor televisivo de José Luis Rodríguez Zapatero, como antes lo fue de Felipe González. Desde Globomedia, Contreras fue el inspirador del nombramiento como directora general de RTVE de Carmen Caffarel, con su ya famoso retrato-robot: mujer, académica y sin relación con el mundo mediático. Por si fuera poco, el segundo fautor de La Sexta es el ex secretario de Estado de Comunicación Miguel Barroso, autor del nuevo mapa de la TV en España.
Como en el Madrid de hoy la política y la economía se hacen desayunando, Contreras utilizó un desayuno del Foro de la Nueva Economía mañana del martes 7-, donde demostró su espléndido poder de convocatoria -llenazo en el Hotel Ritz- para intentar tragar una píldora intragable: la independencia política de La Sexta: Criticó la crítica del consejero delegado de A-3 TV. Maurizio Carlotti, para quien La Sexta tiene una génesis política, y aún se enfadó más con el presidente de Tele 5, Alechu Echevarría, para quien el Gobierno ha colaborado en la caída de la TV pública para abrirle camino y cuota de mercado a Cuatro y La Sexta, a Polanco y a Contreras. Como buen progresista, título que se otorgó tres veces a lo largo de su parlamento y coloquio, Contreras tiene una muletilla que utiliza reiteradamente. No puedo creer, o su variante: No puedo entender.
Contreras defiende que La Sexta ha sido la única cadena que ha logrado su licencia mediante un concurso, mientras que las demás simplemente se vieron favorecidas por la decisión gubernamental de concederles los canales digitales. Se olvida de que el pacto con A-3 TV y a Tele 5 fue que se les concederían los canal digitales de alcance nacional siempre que no bramaran más de lo debido contra los dos regalos: la apertura de canal Plus a Polanco y la concesión de un único canal (con dos programaciones) a un grupo de productores más que afines al PSOE y que habían colaborado con gran entusiasmo a la defenestración del Gobierno Aznar, especialmente a consecuencia del apoyo del PP a Bush durante la guerra del Golfo. Los más destacados, Globomedia y Mediapro.
El propio Contreras comenzó su carrera en El País y Radio El País, pero cuando comenzó a vincularse muy estrechamente al PSOE fue con GECA, la empresa de encuestas que trabajaba para todos pero colaboraba fielmente con Alfredo Pérez Rubalcaba y el grupo parlamentario socialista. Pero, naturalmente, él no tiene ideología.
Pero lo más curioso es que ni el propio Contreras sabía que, mientras él hablaba, socios de La Sexta han decidido poner a la venta un 10% del capital de la sociedad, con un doble motiv dar un pelotazo y no acudir a la ampliación de capital, que viene ahora.
Veamos: la historia del nuevo canal es la típica historia de apalancamiento de unos gestores con más experiencia que dinero. Hablamos de José Manuel Contreras, Miguel Barroso, Andreu Buenafuente, José Manuel Lorenzo, Jaume Roures, etc. Contreras tuvo el mal detalle de identificar a Televisa como socio financiero, para rectificar luego y aclarar que participarían en la gestión como apoyo y que nombrarán un director financiero.
No es exactamente así: lo que ocurre es que el líder de Televisa, Emilio Azcárraga Jean, no se fía y ha exigido nombrar al director financiero.
Veamos: el 60% de La Sexta está en poder de la sociedad Grupo Audiovisual de Medios de Producción (GAMP), formada por las productoras Grupo Arbol, Globomedia, Mediapro y, como acompañantes, El Terrat (Buenafuente), Drive (José Manuel Lorenzo), y Bainet (Karlos Arguiñano). El 40% restante corresponde a los mexicanos.
Ocurre que las sociedades se constituyen con 6.000 euros, pero luego hay que poner el dinero de verdad. Así, el propio Contreras dice que La Sexta supondrá una inversión de 500 millones de euros hasta el año 2010, aunque lo cierto es que en Televisa advierten que serán 600 millones. Los apologistas de Zapatero no poseen esa cantidad o simplemente no quieren arriesgarla y ahí ha empezado la chapuza que tanto ha cabreado a Azcárraga. Por ejemplo, Mediapro, para demostrar su independencia, se presenta con avales ¡de la Generalitat catalana!, del Tripartito. Algo que nunca se permitiría, por ejemplo, Sogecable.
Pero lo peor es que otros socios minoritarios tampoco quieren acudir a tan progresista proyecto. Por ejemplo, otro que pone su paquete en venta es Juan Torres, el eterno socio de Florentino Pérez, creador del grupo ACS, y que ahora no se habla con Florentino. Torres está representado por José Manuel Lorenzo, otro especialista en no arriesgar el propio pecunio. A Mediapro le apoya Luis Bassat (de Bassat Ogilvy), que se convirtió en Lluis cuando le disputara a Joan Laporta la Presidencia del Barça.
No sólo eso, sino que tampoco Globomedia, corazón del proyecto, tiene claro de dónde va a sacar el dinero. Es más, algunas fuentes confiesan a Hispanidad, que no sólo Juan Torres-Lorenzo han puesto a la venta el 10%, sino que Contreras y Barroso se han vito obligados a hacer lo mismo con Globomedia. En definitiva, todos unos expertos en hacer negocio sin dinero, que es como hay que hacerlos.
Así que no es de extrañar el cabreo de Televisa, la misma razón que dieron los grupos Godó, Zeta y Blas Herrero para abandonar el proyecto. Según Contreras, no se les admitió porque querían gestionar, y los que saben gestionar son justamente ellos. Dinero no arriesgan, pero les gusta, jugar al límite, innovar, alejarse del modelo anacrónico de la TV en España, que es lo que Contreras considera progresista. Y si sobran ideas innovadoras, ¿a quién le hacen falta los euros? Mucho materialismo es lo que hay.
Por si fuera poco, Contreras asegura que tienen los derechos de retrasmisión del Mundial de Fútbol Alemania 2006 en sus manos, y que no aceptan otra cosa que la exclusiva en abierto, especialmente los partidos de la Selección Española. Lo cierto es que Telefónica se ha visto obligada a contentar a La Sexta, como canal favorito del Gobierno, y a su socio, Jesús Polanco.
Lo cual es grave. En primer lugar, porque el 9 de junio, inauguración, nos podemos encontrar con una exclusiva de La Sexta que sólo podrá ser vista por un 75-80% de la población (en abierto, se entiende). En segundo, lugar, por Juan Ruiz de Gauna no es un personaje bien visto en Telefónica. Gauna fue el directivo de la antigua Vía Digital, o plataforma de pago la operadora, que le compró buena parte de la librería a precio de oro a Mediapro. A renglón seguido, fichó por Mediapro.
Vamos, que la tele de Zapatero se vislumbra como la gran chapuza financiera aunque, eso sí, tremendamente progresista.