En una entrevista a un ministro del Gobierno, él dice: queremos unos políticos honestos, honrados y perseguiremos a los corruptos.
Hasta ahí bien, pero luego viene la contrariedad, porque se está haciendo una sociedad donde el todo vale, que es el lema que funciona en muchos temas.
Porque el todo vale conduce al camino fácil, para anular la moral, las buenas costumbres, la honradez y hasta la sensatez.
Terminar con la tradición.
Aflojar la educación.
No alentar el estudio con estímulo.
Facilitar el aborto sin la menor ayuda.
Dejar a los padres fuera de custodia de sus hijos, donde deberían ser los consejeros y orientadores ante esa decisión tan trascendente.
¿Cómo se puede dar esas afirmaciones si luego la realidad es tan distinta? Tan tristemente lamentable.
Inés Robledo Aguirre