Dice Garzón que si querían conocer las percepciones por sus cursos en Nueva York, bastaba con pedírselo. No debían de bastar cuando el juez instructor le acusa de labor obstruccionista, de ocultar y silenciar el cobro y los conceptos. De la Vega y Caamaño salen en su defensa reafirmando el respeto al Supremo, pero también a la presunción de inocencia del juez Garzón.
Andrés Velázquez
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