Ésta ha sido la afirmación más certera de cuantas se han pronunciado en la campaña para las elecciones catalanas del 1 de noviembre. La ha pronunciado el candidato socialista José Montilla, en referencia al convergente Artur Mas, en Tele 5, tal y como hemos reseñado en el Resumen diario de tertulias radiofónicas y desayunos televisivos (para que luego digan que en España todo se hace comiendo. Es rotundamente falso : también desayunando).
Montilla está llevando a cabo una campaña de tonos suaves pero de contenidos contundentes. Ha sido el líder político que con más rapidez cortó la violencia contra el PP por parte de los suyos lo que no han hecho otros partidos porque la violencia continúa- y ha retado a su jefe de filas, Rodríguez Zapatero, al no renunciar a la Presidencia de la Generalitat, verdadera obsesión del nacionalista Artur Mas. Es más, Montilla ha advertido, como Mas, que también él tiene abiertas todas las posibilidades de coalición, a pesar de que sabe perfectamente que ZP apoyó el Estatut, la OPA de Gas Natural sobre Endesa y la defenestración de Pasqual Maragall con tal de conseguir que CiU entrara en el Gobierno de España y colaborara en el aislamiento del PP, verdadero gozne de toda la política monclovita. Montilla continúa recordándole a La Moncloa que el PSC no es la filial catalana del PSOE, sino otro partido.