Moratinos preside hoy varias portadas de periódicos atabiado con un turbante en la reunión de líderes tribales de Afganistán. Se trata de una reunión de radicales entre los que se encuentran mujeres tapadas hasta las orejas. Dirá que es diplomacia. Cierto: diplomacia de Chamberlain, el famoso francés que trató de apaciguar a Hitler. ¿Lo consiguió?
Suma y sigue. Porque la estrategia es permanentemente fallida. Moratinos es de los que piensan que la estrategia de confrontación no produce resultados. Así que lo que se debe hacer es tender la mano, buscar consensos, lograr acuerdos. Así lo ha hecho en Cuba. Vende el éxito de la liberación. Incluso se permite pedir no comprensión, sino agradecimiento. La realidad es que el canciller español está participando en unas deportaciones cuyo objetivo es limpiar Cuba de presos políticos. ¿Éxito?
Por lo mismo, recientemente recibió la visita del vicepresidente iraní, Moutaki. Y nada ha trascendido a pesar de que Irán es un régimen que dilapida adúlteras y cuelga en las grúas a homosexuales. Es verdad que Zapatero no recibió al presidente ruandés, un genocida. Pero le recibió Moratinos, que es lo mismo. Lo último es haber recibido al presidente de Etiopía, Zenawi, otro que lleva décadas pisoteando los derechos humanos y acabando físicamente con los disidentes. ¿Para qué tanta mano tendida?, ¿dónde están los resultados?