Grupos feministas denuncian acoso sexual a mujeres

 

Primero secuestraron sus ideas ciertos sectores de la izquierda; ahora resisten los grupos antisistema. Como sólo sigan los okupas, Rubalcaba se encontrará con un problema: les tendrá que echar por la fuerza.

Al Gobierno -y a Rubalcaba- se le han puesto de espalda algunas situaciones comprometidas: primero se le echó en cara al ministro del Interior su uso de aviones Falcon para ir a varios encuentros y para ello se hizo un estudio del gasto en carburante y se puso en relación con la ley de velocidad en autopistas; luego rompen sindicatos y patronal las conversaciones sobre la negociación colectiva, por lo que el Ejecutivo tendrá que hacer otro "decretazo" -aquellos que Zapatero prometió que nunca iba a realizar-, sin saber si es mejor contentar a los trabajadores o a los mandamases europeos que esperan una mayor flexibilidad en el mercado de trabajo español, y por último la situación en la Plaza del Sol, que Interior tendrá que resolver en breve a medida que se va desvirtuando.

Y es que el Movimiento 15-M, que era muy interesante en sus inicios, con propuestas sensatas y necesarias, se ha ido diluyendo poco a poco. Primero, grupos de izquierda les secuestraron las ideas para hacerlas propias, pero ahora, con el paso del tiempo, son grupos antisistema y los famosos perroflautas los que han ido tomando el poder en el campamento de Sol. En días anteriores se sabía de los crecientes casos de gente con picaduras de chinches, o de los problemas de salubridad, pero el jueves se conocieron las denuncias por parte de la Comisión de Feminismo de abusos y acosos contra mujeres -se ha llegado a hablar de agresión sexual, aunque la 'Comisión de Legal', lo ha desmentido-. De esa manera se ha ido perdiendo toda referencia y a la espera de si definitivamente abandonan la Plaza del Sol, Rubalcaba cada vez está sometido a más presión por parte de la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento y los comerciantes para que desalojen la plaza. Pero claro, ahora siendo ya candidato, lo peor que le puede pasar es que tenga que desalojar por la fuerza al último grupo de acampados que no se quiera ir. En ese momento, Rubalcaba volvería a ser Rubalcaba y dejaría de ser Alfredo.

Y mientras tanto, parece que el fuego del Movimiento 15-M se va apagando.

Juan María Piñero

juanmaria@hispanidad.com