El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se fue a ver al prestigioso científico Bernat Soria, allá a Sevilla, donde el presidente socialista Manuel Chaves le ha acogido con todos los honores de la Junta de Andalucía y con el dinero de las cajas de ahorros andaluzas controlada por la Junta. Allí, en el matadero de embriones humanos, también conocido como centro de investigación científica, Zapatero se hizo rodear de las correspondientes cámaras de TV, y se dejó filmar observando lo que la progresía califica como conjunto de células, es decir, un embrión humano genéticamente individuado, distintos del padre y la madre biológicos y que sólo necesita de una fisiología femenina para desarrollarse hasta alcanzar el nacimiento y, después, la vida adulta. O sea, igualito que empezó Zapatero, que, aunque no lo crean, fue niño un día.
Luego, el señor Presidente entró en éxtasis (éxtasis laico, se entiende) y pronunció una de esas frases que tan popular le han hecho entre los imitadores de media Europa (jamás en España, donde está prohibido imitar al señor presidente con ademanes y acentos de Mr Bean): ¿Puedo haber algo más moral que curar enfermedades?.
Ninguno de los presentes prorrumpió en llanto, lo que revela que no tienen corazón. Es cierto que a Zapatero se le olvidó matizar unos detalles sin importancia:
1. Destripando embriones no se ha curado absolutamente a nadie.
2. Los efectos secundarios, por ejemplo formación de tumores, de las células extraídas de embriones preocupan cada día más a la comunidad científica.
3. Con células adultas, sin matar a nadie, sí que se han curado enfermedades y, sobre todo, reimplantado tejidos.
4. La clonación, aprobada el pasado viernes pro el Consejo de Ministros ni tan siquiera se propone curar, aunque la llaman terapéutica. Simplemente forma parte de la nueva locura del sueño de la razón, que está produciendo monstruos.
5. Su nunca bien loada ministra de Sanidad, Elena Salgado, cuyo personaje literario favorito es Frankenstein (el doctor y el monstruo en un mismo paquete), no ha puesto límite a la producción de embriones sobrantes en la fecundación asistida, por lo que seguirán dándose embriones sobrantes a centenares para los cuatro mataderos (Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia) que ahora mismo existen en España.
Pero la mente de Zapatero no es asequible a argumentos complejos, por lo que se quedó en eso : en la moralidad de curar. No podemos calificarle de bobo solemne, entre otras cosas porque nadie puede ser tan bobo ni tan solemne, algo de inteligencia, aunque sea emocional, debe de haber en él, pero el caso es que Zapatero no sólo está eliminando seres humanos en nombre de la gran mentira terapéutica sino que, incluso más, ha decidido convertir el destripamiento de seres humanos indefensos, en su primera etapa vital, en el undécimo mandamiento. Ya hemos superado la barrera del mal menor: ahora matar es algo bonísimo, que debe ser filmado por las cámaras y recibir los parabienes de los poderosos. ¿Se imaginan ustedes a Felipe González o José Maria Aznar visitando una clínica abortera y dejando a los medios grabar mientras observaban como despanzurran a un niño en el mismo vientre de su madre? Pues ese paso hacia la barbarie, en nombre de la moral y la ciencia, lo ha dado Mr. Bean.
Y aquí no pasa nada.
Eulogio López