Sr. Director:

Desde que empezó el régimen democrático llevamos oyendo a los nacionalistas de todo tipo demandar privilegios y prebendas, que los acomplejados y pusilánimes gobiernos centrales ceden sin pudor alguno, en base al repetidísimo argumento: "El hecho diferencial." Este "hecho diferencial" lo han basado en multitud de conceptos: la lengua; en el caso del vascuence creado en el laboratorio, la sangre; recordemos el RH del Sr. Arzallus, la ascendencia y lo importante que es tener no sé cuántos apellidos de rancio abolengo nacionalista, el folclore, la gastronomía, etc. Pudiéndose llegar a la estructura y forma del ombligo, que de tanto admirárselo se lo habrán desgastado o ahondado; vaya usted a saber.

Los hechos consumados de los últimos tiempos me han hecho comprender que el "Hecho diferencial" pertenece a un profundo orden intelectual, pues atañe al más intrínseco pensamiento.

Con el trasvase del Ebro, conviene recordar que se pretendía trasvasar las aguas sobrantes al Levante español llegando a la desértica Almería, los nacionalistas catalanes ejercieron toda su influencia y se negaron a dicho trasvase haciendo que el Gobierno Central Español, con su presidente Sr. Rodríguez Zapatero a la cabeza suprimiesen  las obras de un plumazo.

Llega la sequía a Barcelona y se les ocurre llevarse el agua de la desaladora de Carboneras, la región más árida de España, en barco a Cataluña. Más tarde deciden hacer, (con un vergonzoso pacto de silencio por medio) un trasvase del río Segre al Llobregat para ellos solitos. En este caso ya han desaparecido todos los inconvenientes.

Por todo lo anteriormente expuesto he llegado a la conclusión que el "hecho diferencial" se queda reducido al siguiente pensamiento: "Lo mío es mío y lo tuyo de los dos."

Y tienen la desfachatez de pronunciar la palabra solidaridad. ¡Cuánto cinismo!

Manuel Villena Lázaro

manolovillena@hotmail.com