Sr. Director:
Sigue siendo el aborto el tema que eclipse ese otro, también importante, como es la crisis laboral y económica que padecemos; el humo que encubre la ineptitud de un gobernante que se aferra al sillón con uñas y dientes; que será capaz de lo que sea para evitar ser desplazado de La Moncloa.

Sigue siendo el aborto la más perversa acción de Zapatero, porque permitir la condena a muerte de quienes no han hecho ningún mal, es un acto de maldad sin par.

Los nazis consiguieron muchos diputados gracias a la facilidad de expresión y la demagogia de Hitler; ¿a qué se parece esto? Los nazis exterminaron, según parece, más de 6 millones de judíos; ¿cuántos niños morirán con la anuencia de Zapatero? Pero Hitler no tomó el poder gracias a la sangre y muerte de cientos de madrileños tras un cruel atentado terrorista.

Un gobernante apto para conducir los destinos de una nación, no juega a la improvisación, al día a día, sino que tiene un proyecto, una línea de acción, un programa que cumple, sin satisfacer única y exclusivamente a los suyos y mostrando rencor, odio y venganza con los que piensan de forma distinta a él. La honestidad y la verdad deben brillar en los gobernantes, todo lo contrario de las cualidades del nuestro.

Hitler, con una asombrosa brillantez dialéctica, culpaba a judíos, comunistas y otros, de la situación de miseria alemana; ¿igual que quién? Su demagogia la capitalizaba contra las ideas distintas a las suyas.

Así, teniendo a los culpables de los males de la nación, su popularidad iba creciendo. Pero los alemanes tuvieron la suerte de que Hitler se suicidó.

Pablo Delgado Escolar           

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