Aunque a veces a los políticos se les olvide, el ejercicio de la política exige prioridades.
Y si hay una prioridad en este momento de España es la de un pacto educativo, que sea un pacto a favor de la libertad y la excelencia educativa. En pleno proceso de presentación de candidaturas y programas electorales, la asociación Profesionales por la Ética ha hecho público un informe sobre la excelencia y eficiencia de las políticas educativas en las Comunidades Autónomas. Según este trabajo, las transferencias educativas han creado un conglomerado de sistemas educativos que son, en gran medida, responsables del futuro incierto de España. Los resultados no son halagüeños para algunas comunidades autónomas, principalmente para las que están gobernadas por el partido socialista.
La educación no es sólo cuestión de números ni su eficacia depende principalmente de las inversiones económicas. La primera eficacia educativa depende de la concepción de la persona, de la comprensión de sus facultades y de las bases sobre las que articular los vínculos de su naturaleza social. La educación no puede ser víctima de la confrontación política ni de los experimentos ideológicos. Es urgente un pacto que libere al mundo educativo de la frustración presente, que potencie la libertad y el esfuerzo, y que transmita la gran tradición compartida que se alimenta de las raíces cristiana e ilustrada de Occidente. La educación es demasiado importante para que quede al albur de la mera confrontación electoral.
Jesús Domingo