El 26 de agosto se cumplieron 100 años del nacimiento de la Beata Teresa de Calcuta, y el 5 de septiembre fue el decimotercer aniversario de su entrada en la Vida.
Su ejemplo de entrega a Dios en los más pobres, conmovió y conmueve al mundo entero. ¿Y por qué esa entrega que supera lo inimaginable? El secreto está en la llamada que recibió de Jesús mediante una locución mística: Ven y sé mi luz. Su respuesta generosa la llevó a ser una madre para los pobres, un símbolo de compasión para el mundo y un testigo viviente de la sed de amor de Dios. Esta mujer que fue el consuelo de tantos y cuya obra de amor prolongan sus cinco mil religiosas y tantos seguidores suyos, con el rosario en la mano salía de casa para buscar a los pobres y servir a Jesús en los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba.
De su Congregación, las Misioneras de la Caridad, han salido otras instituciones, como, por ejemplo, los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y Sufrientes, gente de distinta procedencia religiosa y diversas nacionalidades que participan del espíritu de la Madre Teresa, caracterizado por la sencillez, la oración y la entrega amorosa a los pobres. ¿De dónde sacaba fuerzas? De la oración. Decía: En el silencio Dios nos escucha, habla a nuestras almas () Jesús mismo vivió cuarenta días en perfecta soledad, pasando largas horas hablando de corazón a corazón con el Padre.
Josefa Romo