El 25 de julio -de 2003, festividad de Santiago Apóstol, patrón de España, la entonces ministra de Sanidad del Gobierno Aznar doña Ana Pastor, perpetraba la orden, ratificada por el Congreso en noviembre del mismo año, siempre bajo mandato PP, conseguía el espanto: los cerca de 80.000 embriones humanos sobrantes productos de repugnante fecundación in vitro (FIV) podrían ser utilizados como cobayas de laboratorio. Con ello, se inauguró en España la matanza de embriones, la era de la nueva eugenesia, mucho más nazi que todas las anteriores.

De hecho, a su sucesora, la vegetariana Elena Salgado, sólo le quedó la tarea de ampliar el matadero, con sus leyes de reforma de la FIV (hasta que no acabemos con la FIV el mundo seguirá caminando hacia su disolución) y de Investigación Biomédica, las dos leyes más nazis e inmorales del Gobierno ZP.

El camino iniciado por Aznar, quien ahora califica como "radical" a ZP, nos ha llevado a los siguiente:

1. La masacre de embriones no ha servido ni para curar un resfriado, aunque, eso sí, ha hecho ministro a Bernat Soria, quien, de esta forma, ha ocultado su fracaso homicida.

2. Además, las células procedentes de trocear embriones humanos han provocado tumoraciones. Como terapia, debería ser prohibido, como se prohíben y retiran del mercado los fármacos con efectos secundarios nocivos.

3. Pero ya se ha creado una industria de embriones, y un mercado ya en marcha es más difícil de borrar del mapa que un organismo público inservible.

4. Las células madre adultas, sin provocar muerte alguna, han curado enfermedades y su potencial es ya no igual, sino superior, a las células embrionarias, que han dejado de tener ninguna razón de ser. Eran los moralistas, no los científicos, los que estaban en lo cierto.

5. El engaño de la doctora Pastor afectó a la jerarquía eclesiástica española, y se tardó meses en aclarar la doctrina cristiana que no podía ser otra que la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte. Benedicto XVI dio el gran giro con sus definitivas palabras: "Dios ama al embrión". Pero la confusión fue grande entre los creyentes, como producto de la confusión de alguno de sus pastores, convenientemente adoctrinados por el muy "católico" PP de Aznar.

5. Muchos españoles se han emponzoñado en esta industria de la muerte, al permitir este genocidio silencioso del que todos somos cómplices.

Santo Adalid, patrón de las Españas, amigo del Señor: defiende a tus discípulos queridos, protege a tu nación.

Incluso protégenos de la moderación pepera. Porque tras escuchar a don José María Aznar eso de que "cada inmigrante nuevo debe compartir nuestros valores de raíz cristiana", cosa de lo más cierta, dicho sea de paso, uno no sabe qué pensar.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com