Después de la huelga del día 14, los sindicatos amenazan con nuevas movilizaciones con un objetivo tan irreal como absurdo: obligar al Gobierno a someter su política de recortes a un referéndum, con el pretexto de que no figuraba en su programa electoral.
El PSOE, que apoyó la huelga, lanza a los cuatro vientos un mensaje igualmente irreal: obligar al gobierno a cambiar de política. Ni los sindicatos ni la oposición proponen una alternativa posible a los duros ajustes a que se ha visto obligado el Gobierno para reducir el déficit y mantener la confianza de los acreedores que nos siguen prestando dinero. Entonces, me pregunto, ésta retórica, ¿a qué conduce?
La realidad que transmite el Gobierno de Rajoy es que, en sus grandes líneas, no hay otra política posible para afrontar las deudas generadas por los gobiernos socialistas anteriores. Si no proponen alternativas lo coherente sería tirar del carro en la misma dirección.
Pedro J. Piqueras Ibáñez