Cuando nuestra economía parece que coge oxígeno en los mercados, baja significativamente la prima de riesgo, y se aclara el horizonte de la ayuda europea, llega esta convocatoria de huelga general que nada construye y que vuelve a generar desconfianza.
Los sindicatos deberían estar interesados en el diálogo y la negociación permanente, en un contexto de duros sacrificios que afectan a todos, trabajadores y empresarios, empleados públicos y autónomos. Pero lamentablemente prefieren jugar a la oposición de la mano de un desacreditado partido en la calle y en las urnas (el PSOE).
Habrá que esperar al día 14, pero lo que ya se sabe de antemano es que ni España, ni tampoco Bruselas van a dejarse conquistar por las presiones de la calle.
Jesús Domingo Martínez