Sorprende el silencio con el que los editores españoles han acogido el mayor ataque contra la libertad de prensa de toda la era democrática: el Gobierno Zapatero se dispone a crear el Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (con el Franquismo sería nacional, ahora es estatal, pero viene a ser lo mismo) que podrá cerrar radios y televisiones. Multar a los medios y, lo que es más grave de todo, decidirá qué periodista dice la verdad y cuál no. Esta norma liberticida sigue al otro atentado más grave contra la libertad individual por parte de Zapatero: la supresión de la objeción de conciencia en la ley del matrimonio gay. Dicho de otra forma, se reduce la libertad de expresión, se le otorga al Gobierno la facultad de decidir lo que es verdad y lo que es mentira y se violenta la conciencia individual frente a la ley. No cabe un derribo más rápido del Estado de Derecho ni una carcoma más eficaz de la actual arquitectura de libertades. Frente ello, cualquier medio de oposición se convierte en legítimo.
Recordábamos en nuestra edición anterior que los editores, en el entretanto, han decidido irse de vacaciones. Las vacaciones son más importantes que los derechos básicos. Y quien habla de los editores habla de periodistas, empresarios, intelectuales, etc. Todos de vacaciones. Zapatero no cabe en sí de gozo. En efecto, se está fabricando su permanencia en el poder durante un cuarto de siglo.
Pero tiene sus ventajas. Por ejemplo, a partir de ahora sabremos si la sociedad española está muerta o simplemente herida de gravedad. Bastará con analizar con qué vehemencia responde al ataque.
Eulogio López