Con el 40% de los votos escrutados, el porcentaje que separa al banquero Montealegre de la segunda vuelta es del 2,38%. Es decir, se aleja la posibilidad de que haya una segunda vuelta y por tanto se afianza el triunfo del sandinista Daniel Ortega. Eso es lo que ya están apuntando los organismos internacionales e independientes.
¿Existe pucherazo? Pues depende. No en la votación ni en el recuento. Pero hay detalles curiosos. Por ejemplo, según la OEA, el 2% se ha quedado sin votar porque se les cerró el colegio mientras hacían cola para ejercer su derecho ciudadano. Curiosamente los sandinistas tienen orden interna de votar muy temprano. Además, según el IPADE el equivalente a nuestra oficina censal- el 3% de los nicaragüenses no recibió la documentación necesaria para poder ejercer su derecho al voto. La razón es que los alcaldes sandinistas bloquearon la entrega de la documentación en las últimas semanas previas a las elecciones.
Con estos dos pequeños errores de procedimiento, hay un 5% de votantes que no ha podido ejercer su derecho, justo la diferencia que separa a Ortega de Montealegre. Por lo demás, no hay disturbios en las calles, pero los seguidores de Ortega las han tomado por si acaso.
Los sandinistas algunos se han puesto en contacto con este diario- acusan a Estados Unidos de injerencia. No se equivocan: Nicaragua ha sido y sigue siendo un campo de pruebas entre el Imperio y la izquierda populista. Pero atentos a quien se pudo ver en la fiesta de los sandinistas en la noche del lunes: el embajador de Venezuela en Nicaragua, Miguel Gómez, conocido en Managua por su escasa reputación moral en lo que a las faldas se refiere. Gómez no ha ocultado su satisfacción por el triunfo de Ortega.
Por otra parte, conviene recordar que la suma de los dos partidos de derechas sumarían el 53% de los votos. Es decir, si se confirma el triunfo de Ortega será por la desunión de la derecha. Y esta se produce porque Montealegre decidió crear otro partido después de que se demostrara que Arnoldo Alemán (presidente de 1996 a 2001) se robó los 500 millones de dólares de ayuda internacional para los desastres del huracán Mitch. Ahora está encarcelado y cuenta con una orden de detención en Estados Unidos y Panamá, pero el daño al electorado de derechas ya está hecho.