La ley presagia diez años de cárcel y sanciones de hasta 100.000 dólares, a los facultativos que ejecuten abortos. Además se castiga, también, el empleo de la pastilla abortiva y la píldora del día siguiente.
Por primera vez, la validez del feticidio corre un serio apuro en Estados Unidos. Los gobernadores del Partido Demócrata en Kansas y Pensilvania han estipulado un presupuesto de muchos millones de dólares a organismos benéficos que brinden alternativas a los asesinatos de niños nonatos.
Por otra parte, se ha divulgado, en el sumario de la causa del doctor hispanoamericano Carlos Morín, que padece la infección del VIH desde hace unos nueve años. Ante el peligro de una epidemia colectiva por parte del dueño de varias clínicas abortistas, la Asociación de Víctimas del Aborto se ha brindado para tramitar la exploración analítica de un posible contagio de sida, sin cargo, a todas las jóvenes que hayan experimentado un aborto inducido y no hayan sido diagnosticadas aún.
"Somos conscientes de la doble victimización que han sufrido estas familias, han perdido a sus hijos y además, en condiciones malsanas. Además, el tratamiento precoz en caso de haber sido infectadas por el virus VIH reduce la mortalidad notablemente", expone un facultativo colaborador de la Asociación Víctimas del Aborto. Por otra parte, el "síndrome post-aborto", aflige a las esposas que han matado a su hijo, al progenitor del niño y a los cirujanos que han intervenido en el aborto.
La vida humana debe ser respetada y salvaguardada de forma incondicional desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, al ser humano le deben ser reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho sagrado de todo ser inocente e indefenso a la existencia.
Clemente Ferrer
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