Obviando el Plan E que sólo sirvió para dar a los políticos de turno un sorbito más de gloria, urge que los ciudadanos de a pie no sigamos siendo mediocres esperando a que el cambio venga de los otros.
Urge un plan C de cambio. De ese cambio que todos esperamos pero que no tendrá lugar si todos seguimos haciendo lo mismo. En las crisis es donde aflora lo mejor de cada uno y callar en ellas es exaltar el conformismo. Paremos la apisonadora que ha querido convertirnos en seres asépticos y manipulables para meternos en el redil de la ideología y sacarnos sólo y para ir a votar. Nos toca mover ficha. Volvamos a poner en su sitio, individualmente o a través de asociaciones el valor de la vida humana en todas sus etapas; el derecho de los padres a educar a sus hijos; devolvamos a la maternidad el gran valor que tiene y apoyémosla; no dejemos que se arrinconen a las familias que son las fábricas que producen el mejor producto y las únicas que están haciendo más llevadera esta crisis a todos los millones de personas necesitadas actualmente en este país. Sé el cambio que quieras ver en el mundo. El conformismo es una enfermedad del espíritu que anula la ilusión del trabajo y del esfuerzo. Chesterton dijo: Lo que la gente llama 'imparcialidad' podría significar más bien, 'indiferencia' y lo que la gente llama 'parcialidad', podría significar simplemente, 'actividad mental. No seamos imparciales.
Victoria Blasco López