Sr. Director:
Impactantes para un cristiano que se precie, las palabras del franciscano San Maximiliano Kolbe: "Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma para la Inmaculada y a través de ella, para el Corazón Eucarístico de Jesús".
El mundo está frío por falta de amor, y necesita incendiarse con el fuego del amor divino que ha de llegarle a través del testimonio valiente de los cristianos. El mundo necesita, ante todo y sobre todo, que le hablemos de Dios. Y aunque en España preparan el laboratorio de la laicidad u observatorio de la laicidad, que puede resultar la legalización enmascarada de la persecución religiosa, no debemos enmudecer.
Vienen actuando así desde hace años, agarrados a la aconfesionalidad del Estado, mal interpretada, pues no existe fundamento sólido en nuestra Constitución para hacer sufrir a nadie a causa de su fe. No olvidemos las palabras de Cristo: "No tengáis miedo, Yo he vencido al mundo". Lo repitió Juan Pablo II, que conocía en primera persona la persecución comunista y, antes, la de los nazis: " No tengáis miedo, abrid de par en par las puertas a Cristo".
Como San Pablo, podemos decir: "¿Quién nos apartará del amor a Cristo, el hambre, la enfermedad, la persecución…? Ni la muerte ni la vida podrá separarnos del amor de Dios" (Rom, 8, 35-38).
Josefa Morales
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