Esto ocurría a primeras horas de la mañana del martes, cuando me echaba a la cara su formidable artículo en El País, un antes y un después en la historia del periodismo, en el que aseguraba que un Estado saharaui independiente sería fagocitado por Al Qaeda. Y claro, eso no puede permitirse.
Pero, por si no me había quedado clara la rectitud de intención del Régimen de Mohamed VI, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba (si le das la espalda, te la clava), se encargó de afianzar mis ya sólidas convicciones al respecto. Tras entrevistarse con su colega marroquí, un hombre de mirada inocente y sincera, Rasputín nos habló de la información detallada y minuciosa que le había proporcionado su colega alauí, de nombre Taieb Cherkadui, pero el propio hombre de Mohamed VI nos explicó que los incidentes de el Aaiún fueron provocados por cédulas armadas. O sea, Al Qaeda, muy probablemente.
Y si lo dicen Rubalcaba y Cherkadui, pues yo no tengo nada más que añadir.
Eulogio López
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