Mucho me temo que ese ser pensante que habita en Moncloa, Rodríguez Zapatero, haga lo propio. A fin de cuentas, animaba a sus correligionarios del PSOE, en el último congreso a consumir, consumir mucho, con lo que, según él, el paro desaparecería como por ensalmo.
En primer lugar, el IVA bien administrado es el impuesto más justo de todos, dado que en una sociedad financiera mente avanzada -e injusta, pero eso es otra cuestión- el ahorro se convierte inmediatamente en inversión. Por tanto, lo lógico sería que con el IVA se hiciera lo contrario de lo que se hace en Europa: una tarifa progresiva, según grave artículo de primera necesidad o de lujo.
No obstante, aún resulta más discutible que deba bajarse ahora el IVA, cuando la consecuencia primera de la crisis financiera es el paro en la economía real. Es verdad que fomentando el consumo aumentará la demanda y con ello la oferta, pero más lógico parece, dadas las circunstancias de la crisis, apostar por la austeridad en el consumo y por aumentar la oferta, no la demanda, para crear puestos de trabajo y abaratar los productos de primera necesidad así como una serie de prestaciones esenciales -pienso, por ejemplo-, en la sanidad.
Todo ello como principio general. Ahora bien, con el estupendo equipo económico del Gobierno de España, su total ausencia de ideas y su tendencia a imitar lo foránea mucho me temo que una de las apuestas de ZP consiste, precisamente, en imitar a Gordon Brown.
Porque si hay un país donde el IVA no debe tocarse ese es España. El gran problema de España es aquel que provoca más desempleo: la balanza comercial, un verdadero desastre que está provocando que nuestro consumo cree empleos fuera y lo destruya dentro. Si quiere bajar impuestos, que baje los impuestos laborales, el impuesto de sociedades, e incluso el IRPF: cualquiera menos el IVA, que aún agravará más nuestra balanza de pagos y nuestro paro.
Y no me basta la aclaración del secretario de Estado de Economía, David Vegara, si su único argumento es que en España el IVA ya es muy bajo. No va al centro de la cuestión.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com