Sr. Director:
El Gobierno español está preocupado, y tiene motivos, por los problemas para pagar las pensiones comprometidas, por ello apela ahora a un pacto generacional entre jóvenes y mayores para garantizar esas pensiones, pero, desde que regenta el poder, ha hecho todo lo posible por debilitar ese pacto allí donde históricamente se ha producido siempre: en la familia.

 

Por un lado, la crisis de natalidad actual está unida al alto índice de rupturas matrimoniales y al aparejamiento, pero además una sociedad que acepta como un derecho matar al niño que viene, difícilmente puede apelar a un pacto intergeneracional.

Si se quiere abordar con seriedad el futuro de las pensiones, además de alargar la edad de jubilación y los años de cotización, habrá que empezar a crear un entorno favorable para la maternidad y el matrimonio entre un hombre y una mujer. Los resultados no serán inmediatos.

El modelo de vida occidental de las últimas décadas pasará necesariamente factura. Pero, aunque a alguno le parezca dura la aseveración, pienso que no existe otro camino. Quien apoya al Gobierno a aumentar la edad de jubilación le debería, al mismo tiempo, exigir tomar estas medidas, de lo contrario será pan para hoy y hambre para mañana.

Jesús Domingo Martínez