En el PSOE andan muy fastidiados, porque ha vuelto a subir el número de españoles que pierde una hora los domingos para ir a misa. ¿Existe algún formación política, sindical, social o cultural, incluso futbolística, que logre reunir a 11 millones de asistentes, todos los domingos del año? Muy enojoso, ciertamente.
Por cierto, también ha sido muy comentado por los lectores la iniciativa del presidente de Familia y Vida, Marcos Lizarbe, en el sentido de que partidos políticos y sindicaos deberían financiarse como la Iglesia Católica: por el IRPF y según la libre voluntad de los españoles. Lizarbe hace trampa, claro, porque sabe perfectamente que el porcentaje de españoles que señala la casilla eclesial sería muy superior a la de aquellos que aceptan que una parte de sus impuestos vaya a financiar a los partidos políticos. Dicho de otra forma, se habla mucho contra la Iglesia, quizás porque forma parte de la idiosincrasia nacional, pero a la hora de rascarse el bolsillo, los que se las verían en figurillas serían los partidos, no el Cuerpo Místico,
Y eso que le IRPF sólo financia el 20% del presupuesto eclesial. Si les obligáramos al partidos y a los sindicatos a vivir del cepillo... entones estaríamos ante la quiebra definitiva de unos y otros, de todos.
Con estos detalles quiero decir que, aunque comprendo que esto resulte tremendamente antidemocrático, el pueblo sigue teniendo muchas más querencia hacia los curas que hacia los políticos.
Dos detalles pertinentes hoy, 6 de febrero, Miércoles de Ceniza, es día oficial del comienzo de la Cuaresma. Día laborable, ferial, no de precepto... y sin embargo, las parroquias de Madrid –estoy seguro que lo mismo ocurrió en media España- estaban abarrotadas de gente que ‘festejaba' el comienzo de la Cuaresma. Traducido al zapateril, a un lenguaje laico, la Cuaresma es la negación de una de la frases más de moda en el mundo actual: "Yo no me arrepiento de nada", aquello que denunciara Pablo VI: el pecado del siglo XX es la falta de sentido del pecado". En efecto, el que no se arrepiente de nada es el más alejado, no sólo de Dios, sino del hombre. Cuando uno no se arrepiente de anda, lo más lógico de suicidarse. El sentido de culpa no sólo no es castrante, sino vigorizante.
Sin arrepentimiento, no hay paz interior, pero tampoco exterior. Recuerden la doctrina de Juan Pablo II, a la que cada día el mundo diplomático da más vueltas, a veces con poco éxito: No hay paz sin justicia, pero no hay justicia sin perdón, es decir, sin arrepentimiento.
Para ser más exactos, sin arrepentimiento hay anquilosamiento, petrificación: imposible el cambio. El invento social del cristianismo consiste en un Dios que perdona, lo que permite ese perpetuo renacimiento del personas y de la sociedad que llamamos progreso.
Eulogio López