Sr.  Director:
Veo que continúa usted en su particular cruzada en defensa de don Carlos Dívar, actual presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo.

Al menos, ahora, no recurre al terrible argumento y justificación de que le quieren echar porque es católico, cosa que sí hizo usted hace unos días.

Mire, creo que da igual quien acuse, quien está detrás (sea bueno, malo o perverso) si la acusación es cierta. Es decir, si no se ha hecho un uso limpio del dinero de todos. Es terrible pensar que en este país hay servidores públicos que no han de justificar ciertos gastos y más si son jueces.

Yo no sé si se acusa al señor Dívar por católico, lo que sí sé es que como católico debería haber dimitido hace tiempo y si estaba limpio haber demostrado su inocencia y haberse ido a casa con la conciencia limpia y tranquila. Eso es lo que a un católico le honraría. Porque la verdad triunfa mi querido señor López con independencia del ruido que haga.

Porque la verdad nos hace libres. Y creo que el comportamiento del señor Dívar no va por ahí. Lo que haya hecho con su vida privada corresponde a su conciencia y a la de su confesor (si lo tiene). A los demás nos corresponde lo que haya hecho con el dinero que hemos puesto a su disposición como servidor público.

No me mezcle como católico que soy en las aguas turbulentas del señor Dívar. No confunda el tocino con la velocidad.

Emilio González Quirós