Sr. Director: 
Toda educación tiene que ir dirigida a la formación integral de la persona y esto lleva consigo una concepción del hombre que implica el sentimiento religioso.

El sentimiento religioso fluye de su naturaleza como ser creado por Dios, como también el sentido trascendente de su existencia, con un alma inmortal que domina el resto de los seres creados y utiliza su paso por la tierra como un puente para la eternidad.

Hay quien ha dicho que la educación comienza desde la cuna y así es. Pretender que el hijo aprenda todo cuando empieza a ir al colegio es un error. Hay muchos detalles que el niño, ya desde muy pequeño, puede ir asimilando.

El primer lenguaje que los niños captan es el testimonial, de ahí que los padres deben cuidar su comportamiento para ese niño que los mira desde la cuna. Todos hemos podido comprobar que cuando nos dirigimos a un pequeño de pocos meses y le sonreímos y acariciamos, el niño sonríe. Cuando, por el contrario, le miramos con enfado, le gritamos o hacemos gestos bruscos, inicia un gesto de extrañeza y llora. Percibe de inmediato lo agradable y lo desagradable.

Afirman los entendidos que las impresiones de la primera niñez es muy importante para el posterior desarrollo de la persona. Por ejemplo: Algunas enfermedades psicológicas o malas inclinaciones de un adulto, proceden de impresiones negativas de la infancia. Cuando no existe un modelo familiar de actitudes y hábitos concretos de valores que los padres quieran transmitir a sus hijos el problema se agrava considerablemente. Por ello, es a los padres a quienes corresponde prestar mucha atención a las tempranas reacciones de sus hijos preocupándose no solo de su desarrollo físico, sino también espiritual.

Algunos padres piensan que sus hijos son aún pequeños para darse cuenta de lo que ven u oyen en el entorno familiar; es verdad que los niños, según las edades, tienen poca capacidad de raciocinio, pero no son tontos. No es educativo que los padres discutan delante de los hijos. La irritabilidad influye muy negativamente en los hijos, también es bastante eficaz, y así lo recomiendan los psicólogos infantiles, que exista solidaridad entre el padre y la madre, las posturas opuestas son rápidamente captadas por el niño que sabe cómo aprovecharlas. Los padres educan cuando actúan en bloque.

También la falta de coherencia en los padres lo detectan rápidamente los niños. Cuento algún ejemplo: Un niño de 7 años le dice a su madre: "Si papá no reza ¿por qué tengo que rezar yo? Y otro: "Si vosotros no vais a misa ¿por qué tengo que ir yo?"

No se debe exigir a los hijos comportamientos o actitudes que los padres incumplen.

Pepita Taboada Jaén