He pasado los días de Semana Santa en Castilla León, y he de decir que este año, al menos en esta comunidad autónoma ha hecho honor al tiempo meteorológico que solemos esperar.
He visto desbordarse los ríos, especialmente el de mi pueblo, el Bañuelos, que hace justamente un año iban vacíos. Se suele decir que en Semana Santa siempre hace mal tiempo, aunque debemos matizar cuando hablamos de mal tiempo puesto que depende para que, y no es del todo verdad, ha habido años en los que ha sido bueno.
No obstante, sí es cierto que suele hacer un tiempo desapacible, lluvioso y en ocasiones, cuando se adelanta a marzo como este año, frío. Esto es debido a dos razones: la primera, porque en estos días tan especiales prestamos más atención a las condiciones meteorológicas, y, por referencias, recordamos más el tiempo que hizo otros años, al tiempo que los comparamos.
La segunda, es que según las reglas aprobadas en el Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, se determinó que el domingo de Pascua de Resurrección se celebrara el domingo siguiente al plenilunio (luna llena) inmediatamente posterior al 20 de marzo, que puede oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril, se trata del primer plenilunio de primavera.
Como toda la primavera, suele ser muy cambiante junto con la mayor influencia de la luna en estos días, tenemos un tiempo que suele hacer honor a ambas cosas y que solemos decir con cierta razón aunque no siempre se cumpla: en Semana Santa siempre hace mal tiempo.
Domingo Martínez Madrid