Los habituales de Hispanidad saben que Yasmin es una de las versiones más modernas de anticonceptivos. El "prestigio" de la pildorita con nombre de princesa procede de su eficacia, pese a haberse visto salpicada por la investigación de la FDA, la Agencia de Salud de Estados Unidos, que sospecha que tomar Yasmin supone un mayor riesgo de trombo.
Hasta el momento, la patente de Yasmin pertenecía a Bayer, que en 2006 consiguió que los tribunales le dieran la razón frente al laboratorio de genéricos Hexal. Pero ahora la oficina europea de patentes ha fallado a favor de Hexal con efecto inmediato. Bayer pierde su segundo medicamento de más éxito y la bolsa le castiga con una caída por encima del 2% en la recta final de la sesión.
No todo es dinero para los laboratorios. Hexal pertenece al Grupo Novartis, muy preocupado por su imagen corporativa. Ello no le impedirá comercializar un producto anticonceptivo y con potencial abortivo, empañado además por la duda que despertó la FDA. Novartis concede gran importancia a la gestión ética y proyecta su perfil de compañía comprometida en la lucha contra el cáncer o la malaria. Ahora, le será muy difícil explicar por qué ha entrado de lleno en el negocio de la muerte.
Rodrigo Martín
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