El problema de la irracionalidad es que es un camino sin retorno. Ahora mismo, el Presidente del Gobierno español, Rodríguez Zapatero, no puede romper el "proceso de paz" con ETA, ni puede modificar una política internacional que nos ha convertido en el hazmerreír de Europa, incluso de los hermanos de sangre -de sangre progresista, se entiende- como pueden ser Francia (no hay nada más progre que la derecha francesa) o Italia. La misma diplomacia que ha convertido a España en un juguete del Islam. Dos datos. Pueden creerme: aunque ETA volviera a asesinar, aunque volvieran los tiempos de un asesinato por semana, ZP seguiría hablando del "proceso de paz", y todos los medios informativos públicos, el grupo Polanco y el Grupo Roures-Contreras, con la connivencia de Tele 5, se encargarían de hacer masticable el asunto.
Y lo mimo ocurriría si se produce otro 11-M. ZP no renunciaría a la Alianza de Civilizaciones. Es más, hablaría con más ahínco de ella. No olvidemos que a ZP se le ha acabado el periodo de gracia islámico. No fue ETA, sino el Islam, quien asesinó a 192 españoles el 11 de marzo de 2004, pero todo el empeño de ZP a lo largo de tres años de legislatura, ha consistido en negar la evidencia de que conquistó La Moncloa sobre los cadáveres de esos inocentes. Ahora bien, es lo que pasa con Vito Corleone: el Islam considera que ahora el rehén, ZP, debe volver a pagar: ya le han concedido una tregua demasiado larga.
Quizás por ello, ZP cerró la Semana Santa política con un "No a al guerra", doctrina perpetuamente novedosa, y aclaró que, a partir de ahora, la guerra, sólo contra la pobreza y el cambio climático, otras dos novedades perpetuas.
El único problema es que la escuela ideológica zapateril es lo que podríamos llamar masonería hortera u horterada masónica. Sí, la masonería siempre ha resultado de lo más cursi en sus expresiones, pero lo de las inmensas "ansias infinitas de paz", casi inefables, han superado todas las marcas de gelatina política que recuerda la historia reciente de Europa. Por tanto, dicha escuela se apoya en una contradicción permanente: la contradicción progre. Recordemos dos detalles: la energía nuclear, rechazada de forma suicida por el Gobierno Zapatero, no sólo es la lucha lógica y evidente contra el cambio climático –interesadamente exagerado, dicho sea de paso- sino que es la energía de los pobres. Con la llamadas energía limpia, alternativa –especialmente con la eólica. Lo único que estamos haciendo es más ricos a los ricos, que copan las subvenciones públicas pagadas con el dinero de los menesterosos, es decir, de todos los ciudadanos. La energía renovable se ha convertido en un foco de corrupción institucional sólo superado por la tradicional vivienda. Además, de cara al temido cambio climático, la guerra de ZP, es la energía más limpia de todas. Barata y limpia, es decir, las dos guerras de ZP, el mismo personaje que, con la contradicción en origen de todo progre, está asfixiando el parque nuclear español. Recordemos que desde que se decide instalar un nuevo reactor nuclear hasta su entrada en funcionamiento pueden transcurrir entre 5 y 10 años, más bien 10 que 5. Así, que, después de la corrupción urbanística, continuaremos abasteciendo la corrupción energética, o sea, las subvenciones a la energía limpia.
Todo sea por el progresismo.
Eulogio López