Hace pocos días, los medios de comunicación se hacían eco de ciertos estudios en los cuales se afirmaba que la pobreza aumentaba en España más de lo deseado.
El lenguaje, sin el menor atisbo de duda, ratifica dichos estudios. Todos recordamos como hace algunos años, no muchos, se acuñó el novedoso término "mil eurista". En sus albores, este neologismo, conllevaba un matiz peyorativo e incluso despectivo, pues era irremisiblemente asociado a un trabajo de poca calidad y escasa cantidad.
A los pocos años de su nacimiento el referido vocablo se ha tornado en sinónimo de desaforada cantidad y envidiable calidad. Sirva este simple ejemplo para comprobar la velocidad de nuestro empobrecimiento.
Manuel Villena Lázaro