Recuerden: todavía hay algo más tonto que un obrero de derechas: un hombre feminista. Recuerden: todavía hay algo más tonto que un hombre feminista: un católico progre. El secretario de Estado norteamericano es un católico progresista, de la misma forma que su jefe de filas, Barack Obama (en la imagen junto a Kerry) es un cristiano ultraprogre. Las conclusiones salen por sí misma.

Obama es un desastre en política exterior aunque, en su defensa, hay que decir que no sólo en política exterior. Kerry ha aconsejado al Gobierno iraquí que formen un gobierno de coalición entre sunitas, chiítas y kurdos, un consejo muy apropiado en la postguerra. Algo menos ahora, cuando los yihadistas, es decir, los salvajes del Corán, están masacrando a poblaciones enteras y amenazando Bagdad.

El viaje sorpresa de Kerry a Irak viene precedido por unas declaraciones suyas, verdaderamente sorprendentes: Estados Unidos no es el responsable de Libia ni de Irak. Hombre, si George W. Bush no hubiese invadido Irak y si la OTAN, donde manda USA, no hubiese bombardeado a Gadafi y otorgado el mando a los salvajes del Corán, subsector Libia, a lo mejor la frasecita tendría más sentido.

No sólo eso, Obama se niega ahora a bombardear desde el aire a los mismos yihadistas, los bárbaros de ISIS, a los que estaba dispuesto a ayudar para tumbar a quien los detenía: el sirio Bashar al Assad, hace menos de un año. Rusia y China lo evitaron.

En cualquier caso, en Estados Unidos surge ahora el eterno debate pacifista. Insisto: los pacifistas no están contra la violencia civil, sólo contra la violencia militar, especialmente si se ejecuta contra soldados occidentales, contra sus soldados. Un debate que nació con la Guerra de Irak.

Veamos, el principal opositor a la invasión de Irak por George W. Bush junior fue el entonces Papa Juan Pablo II. El Papa polaco no habló de guerra injusta, aunque sí lo hicieron otros prelados vaticanos y, especialmente, la revista de los jesuitas, Civiltà Cattolica, que incluso habló de crímenes de guerra. Es decir, que fue más suave que el predicador favorito de los Obama, el ilustre reverendo Jeremiah Wright, quien tildó a los marines estadounidenses de 'genocidas'. Porque JP II sabía que todas las guerras son indeseables pero no todas son injustas. Lo que ocurre es que "no se puede optar por la guerra aunque se trate de asegurar el bien común, sino como una solución 'in extremis' y ateniéndose a unas condiciones muy estrictas".

Es más, el hombre que se enfrentó a la Casa Blanca republicana sin ejército reconocía que "la paz no es posible a cualquier precio, pero todos sabemos lo enorme que es esta responsabilidad".

El problema de Occidente es que falla en las guerras pero, sobre todo, en las postguerras. Y es que al frente de los ejércitos occidentales está un pacifista progre, que no un pacífico progresista. Los pacifistas progres son los que más violencia provocan.

Eulogio López

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