No hay más frontera ideológica, no hay otra batalla política, que la del aborto. Y es lógico que así sea, porque, a fin de cuentas, lo que está en solfa es el derecho a la vida y sin ese derecho no existe ningún otro, porque es previo a todos los demás.

Y es que las cosas cosa nunca pasan por casualidad. En su segunda entrega sobre la pérdida de la identidad católica en las universidades con dicho nombre, Noticias Globales hace otro de sus geniales recorridos, bien documentados, que vuelen a demostrar que los actuales enemigos de la Iglesia no quieren destruirla sino conquistarla y que el Nuevo Orden Mundial siempre tiene, como primera batalla contra el Cuerpo Místico de Cristo, el aborto.

Aparece, cómo no, la Fundación Rockefeller, el primer enemigo de la vida y uno de los grandes nombres del Nuevo Orden Mundial. David Rockefeller fue el impulsor del documento inicial de la Trilateral, un repugnante documento que pretendía consagrar el capitalismo como el sistema económico a imponer -por tanto, capitalismo, no liberalismo- unido al darwinismo social: no es broma, el documento fundador de la Trilateral, que contó con la rúbrica de española de los apellidados A. Garrigues y Solana, pretendía reducir el principio de un hombre, un voto, así como otros pilares de la democracia. ¿Puede extrañarnos, pues, el hecho de que la única idea del Nuevo Orden Mundial para luchar contra la miseria consista en reducir el número de miserables, a ser posible antes de nacer que es cuando no protestan?

En este caso, el análisis de Noticias Globales se refiere a las universidades católicas, cada día menos católicas y, por ello, cada día menos universidad. Barack Obama tenía un especial empeño en ser festejado en una universidad católica, precisamente católica. Es lógico, como lo es que la punta de lanza de todos los mercaderes de la muerte, su arma más querida, sea el católico abortista, pro choice. Repito: no se trata de destruir el país enemigo, sino de conquistarlo.

Una verdadera memez, dicho sea de paso, porque harán mucho daño pero no les servirá de nada.

Eulogio López

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